La propuesta de EE. UU. de imponer gravámenes a los buques construidos en China genera incertidumbre en el sector marítimo. La medida busca revitalizar la industria naval estadounidense, pero podría perjudicar a navieras y transitarios estadounidenses al restringir el uso de buques chinos, lo que podría concentrar las recaladas en grandes puertos y desplazar a los más pequeños.

Navieras como Seaboard Marine, que dependen en gran medida de buques chinos, serían particularmente vulnerables. Transitarios como King Ocean Gulf Alliance también se verían afectados, ya que más del 50% de los buques que utilizan provienen de China.

La escasa capacidad de los astilleros estadounidenses dificulta la implementación de la estrategia, ya que no pueden asumir la demanda adicional.

El sector marítimo ha expresado preocupaciones sobre posibles aumentos en los costos de flete, retrasos en las entregas y la reestructuración de rutas comerciales. Los exportadores de carga agrícola temen que los costos adicionales afecten su competitividad. Sin embargo, algunos legisladores y la industria siderúrgica apoyan la medida, argumentando que podría fomentar la inversión en la construcción naval estadounidense.

Cosco Shipping sería una de las principales afectadas, enfrentando un posible aumento del 15% en los costos de transporte en la ruta Transpacífico. Se estima que la medida podría costar al sector del transporte marítimo unos US$20.000 millones al año, lo que se traduciría en un incremento en los costos para importadores, exportadores y consumidores.

Teniendo un impacto considerable: 

• Aumento en los costos de flete:
  • Si los costos de transporte marítimo aumentan debido a los gravámenes, esto se traducirá en precios más altos para los productos importados y exportados desde Colombia. Los importadores colombianos podrían enfrentar mayores costos al adquirir materias primas o bienes de consumo de EE. UU. o China, mientras que los exportadores podrían ver reducida su competitividad en los mercados internacionales.
• Retrasos en las entregas:
  • La posible reestructuración de las rutas comerciales y la congestión en los puertos podrían generar retrasos en las entregas de mercancías. Esto afectaría la planificación y la eficiencia de las empresas colombianas, especialmente aquellas que dependen de cadenas de suministro “justo a tiempo”.
• Impacto en la competitividad de las exportaciones colombianas:
  • Si los costos de transporte aumentan, los productos colombianos podrían volverse menos competitivos en los mercados internacionales, especialmente en aquellos donde compiten con productos de otros países que no se ven afectados por los gravámenes. Esto podría impactar negativamente las exportaciones de productos agrícolas, manufacturados y otros bienes colombianos.
• Repercusiones en las cadenas de suministro:
  • Colombia depende de cadenas de suministro globales para muchas de sus importaciones y exportaciones. Cualquier interrupción en estas cadenas, ya sea por aumentos de costos o retrasos, podría tener un impacto significativo en la economía colombiana. Por ejemplo, la importación de insumos industriales o bienes de capital necesarios para la producción local podría verse afectada.
• Posible desviación de rutas comerciales:
  • Como se menciona en la noticia, es posible que algunas navieras opten por desviar carga a puertos de Canadá y México, utilizando transporte terrestre para completar las rutas. Esto podría generar cambios en las rutas comerciales que afectan a Colombia, pudiendo generar un aumento en los tiempos de entrega, o un aumento en los precios de los productos.
• Impacto en el comercio con EE. UU. y China:
  • Dado que EE. UU. y China son importantes socios comerciales de Colombia, cualquier cambio en las relaciones comerciales entre estos dos países podría tener un impacto significativo en la economía colombiana. Por ejemplo, una disminución en el comercio entre EE. UU. y China podría afectar la demanda de productos colombianos en ambos mercados.

En resumen, la propuesta de EE. UU. podría generar una serie de desafíos para los importadores y exportadores colombianos, incluyendo aumentos en los costos de flete, retrasos en las entregas y una posible disminución en la competitividad de las exportaciones.